miércoles, 29 de abril de 2020

EL BOLLO

EL BOLLO
Los vendedores de bollo están en extinción, las personas ya no confían, por las bacterias, el calor, porque la harina no se conserva. El bollo es la alegría de mi tarde y la abuela ya no está para prepararlos, sacar la receta de internet no es lo mismo. Sin la altura para ver sobre la mesada el palo de amasar es pesado . Imagino al bollo en medio, estrellado, morocho como una galleta salvado y  escoltado por una chocolatada. Jamás lo probaré de nuevo.


lunes, 27 de abril de 2020

BOLSO DE CARTAS

BOLSO DE CARTAS

Apuntó con el arma al empleado del correo para que rompa el sistema de cierre y se lo entregue. 
El fuego consumió a todas las cartas y fotos que había tomado el investigador privado. Suspiro aliviado, ya nadie en el pueblo podría acusarlo de acostarse con la esposa de su jefe.

miércoles, 22 de abril de 2020

HAMBRE DE HOSTIAS


HAMBRE DE HOSTIAS


Aprovechando la ventana abierta del padre Felipe pude entrar. Cuanto más cerca estaba de las hostias, más rugía mi estómago— ¡Dios! — Una lagartija del color de la biblia se perdió detrás del escritorio, era hora, cacé las hostias.
― ¿A dónde vas?
―Tengo hambre padre, es sólo por hoy. 
Dejó de impedir la salida dándome la razón y cuando crucé el umbral, me arrancó la bolsa de las manos. Cerré los ojos y alcé los hombros al portazo, el apetito del padre Felipe era más grande.

domingo, 19 de abril de 2020

MENDOZA LA ENVIDIOSA






MENDOZA LA ENVIDIOSA
La belleza que irradiaba Catalina era acompañada por las caricias del sol, su prolijidad, empatía y calidez era tanta que en el barrio le decían: la santa. Llamaba la atención involuntaria de todos en los lugares donde pasaba, ¿por qué la gente no me ve así?, se preguntaba Mendoza, que en cambio, prefería no molestar a nadie convencida de que los problemas crecían a su alrededor como la maleza en terrenos desocupados. ¿Cuál era la diferencia entre ella y yo?, pensaba, Catalina no tenía piedras en el corazón, se respondía. Con los años Mendoza se enteraría que Santa Catalina inició con pozos colorados por aguantar camiones de carga. Bordeada de cordones, adornada de semáforos, cables de electricidad, sería pintada con líneas blancas horizontales por donde serviría al porvenir de los transeúntes. Mendoza encontraría algo en común, hubo que dejar de ser tierra para convertirse en avenida.