miércoles, 22 de abril de 2020

HAMBRE DE HOSTIAS


HAMBRE DE HOSTIAS


Aprovechando la ventana abierta del padre Felipe pude entrar. Cuanto más cerca estaba de las hostias, más rugía mi estómago— ¡Dios! — Una lagartija del color de la biblia se perdió detrás del escritorio, era hora, cacé las hostias.
― ¿A dónde vas?
―Tengo hambre padre, es sólo por hoy. 
Dejó de impedir la salida dándome la razón y cuando crucé el umbral, me arrancó la bolsa de las manos. Cerré los ojos y alcé los hombros al portazo, el apetito del padre Felipe era más grande.

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