sábado, 27 de julio de 2019

KNOX



El robot que te reemplaza en la cocina. La empresa fabricante asegura que no tiene defectos, y yo no les creo. Todas las máquinas tienen fecha de vencimiento. Lo que más me gusta de él es que sabe entretenernos cuando corta la luz, y tiene linterna propia. En casa tenemos la primera versión, el Knox I, aunque este año está al límite de su función. El tiempo de uso es de seis años y el nuestro ya va por el octavo. Hace unos días que se queda en el sol, y su andar se detiene ante cualquier obstáculo que antes esquivaba con facilidad. Con sus pequeñas ruedas se transporta obedeciendo cualquier orden tardando más de lo usual en cumplirlas. Nuestra paciencia no es la misma cuando sentimos que las tareas nos superan. A veces, mis hijos lo maltratan porque no entienden que el Knox no toma al pie de la letra sus caprichos, en ese sentido, lo están confundiendo conmigo.


Un día voy a despertar y te voy a encontrar apagado obligándome tal hecho a meterte en un basurero. Nuestros vecinos ya cuentan con un nuevo Knox. Entiendo que soy incapaz de deshumanizarte como todos en este lugar.


Cuando la familia se enoja agradezco tu presencia para simular compañía. Querido Knox, siendo mi más preciada posesión, debo esconderte en mi depósito de lo contrario el secreto que me guardaste nos arrastrará juntos al olvido.

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